Bacterias que iluminan ciudades.

No hay arquitectura sin luz, sin embargo, hasta ahora la lógica para el desarrollo del ser humano ha sido modificar el medio natural y producir entornos artificiales abusando de los recursos naturales, proceso que poco a poco ha creado una situación insostenible para la preservación de la vida en el planeta. Existen procesos naturales que pueden aprovecharse para revertir este proceso como la Bioluminiscencia, luz creada naturalmente por seres vivos, el atractivo principal de la bioluminiscencia es su propia naturaleza, la producción de luz sin calor y sin energía eléctrica.

|»El aprovechamiento de estos procesos naturales nos permitirá mantener nuestro nivel de vida y, a la vez, reducir nuestro impacto ambiental.»

 

Recientemente  se han realizado experimentos para la producción de luz usando microorganismos. Un ejemplo es el proyecto Bioluminiscent Divices for zero-electricity lighting, cuyo autor es el  arquitecto Eduardo Mayoral y su equipo en OutArquías HUM853, desarrollaron poblaciones de bacterias y algas unicelulares para que emitieran luz perceptible al ojo humano y posteriormente se introdujeron en distintas geometrías  y materiales para determinar cuales eran capaces de albergar estas especies y especular su uso.

Otro ejemplo es, Glowee, una startup francesa que desarrolló un sistema utilizando bacterias que reciben un gen de luminiscencia de los calamares. Este sistema ayudaría a reducir las emisiones de CO2, además de la contaminación luminosa de las ciudades.

Ahora mismo la vida útil del sistema de Glowee tendría una duración aproximada de tres horas, pero sus ingenieros continúan investigando y trabajando para mejorarla.

Otro de los ejemplos más atrevidos es el de Alberto Estevez y su equipo, el Grupo de investigación de Arquitectura Genética de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) y de su Master de Arquitectura Biodigital, en donde plantean el uso de árboles para iluminar Barcelona, el proyecto consiste en introducir determinadas proteínas en el ADN del arbolado urbano sustituyendo al artificial. No hay mucho más que decir, el potencial de este proyecto en cuanto a ahorro de energía y facilidad de producción significaría un cambio radical en el urbanismo.

|“La visión es hacer una planta que funcione como una lámpara de escritorio, una lámpara que no se tenga que enchufar” Michael Strano, profesor de ingeniería química del MIT

LUZ INVISIBLE

Desde el año 2014 el fotógrafo estadounidense, Craig P. Burrows, inspirado por el trabajo de Oleksandr Holovachov. crea impresionantes tomas de la naturaleza valiéndose de la fluorescencia visible inducida por luz ultravioleta (UVIVF). La mayoría del material orgánico se ilumina al menos un poco con estimulación UV y en todo tipo de colores. Para aprovecharlo al máximo, se asegura de trabajar en un entorno oscuro  y usar una luz de 365 nanómetros para que la cámara no pueda ver la luz ultravioleta.

Craig menciona: «Cada vez que las flores son golpeadas por la luz del sol, liberan su propio resplandor en respuesta y simplemente se ven abrumadas por la luz solar que podemos ver. Estas fotos capturan algo que siempre vemos, pero que nunca podemos observar».

BIOLUZ EN ESPACIOS INTERIORES

Por su parte la empresa Philips, comienza a explorar esta novedosa alternativa, creando el concepto bio-light en una novedosa lampara, como parte de su proyecto  Microbial Home. Philips ha involucrado a la comunidad microbiana en el hogar para proporcionar iluminación ambiental suave. A partir de bacterias alimentadas con metano, este tipo de iluminación podría aplicarse a espacios que requieran poca iluminación como cines, discotecas, pasillos, señalización pública o incluso como parte de un nuevo tipo de iluminación ambiental interior con posibles efectos terapéuticos y emocionales. La luz generada por esta lampara, en principio será verde, pero puede ser alterada con la inserción de proteínas fluorescentes.

El diseño de Philips tiene la apariencia de células montadas en la pared utilizando un marco de acero, interconectadas entre sí por tubos de silicio que alimentan a las bacterias con metano. Esta configuración pretende ilustrar el propio concepto de la biomímesis.

CEMENTO FOSFORESCENTE

Una propuesta innovadora es la desarrollada por el ingeniero mexicano José Carlos Rubio Ávalos, Investigador de la Sección de Innovación Tecnológica en Materiales de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), el y su equipo han diseñado un nuevo tipo de cemento fosforescente, capaz de iluminar ciclovías, carreteras o edificios sin la necesidad de emplear energía eléctrica. Este cemento se obtiene a partir de un proceso llamado policondensación,  y el  uso de aditivos especiales que evitan la formación de cristales en la microestructura del cemento, creando un material amorfo que –como el vidrio– permite el paso de la luz .

Variando la proporción de aditivos añadidos en la fabricación del cemento se puede regular la intensidad de luminiscencia del material. Estas variaciones en la estructura microscópica del cemento hacen que sus propiedades estructurales cambien, pensando su uso como recubrimiento; se estima que la durabilidad de este tipo de concreto puede alcanzar los 100 años, dándole un punto a su favor en el sector de la iluminación sustentable.

BIOPIXELES

Un equipo de bioingenieros  de la Universidad de San Diego, en Estados Unidos,  han creado a partir de bacterias e.coli modificadas, un panel  luminiscente que puede encenderse o apagarse de forma controlada de manera que se podrían crear pantallas vivas a base de grupos de bacterias que formasen bio píxeles. Los píxeles biónicos o celdas contienen unas 5.000 bacterias y de momento ya se ha logrado controlar -más o menos- un panel de 13.000 biopíxeles.

Arthur Prindle, miembro del grupo a cargo del proyecto en la división de Ciencias Biológicas e Instituto de Biocircuitos menciona que «Esta investigación nos ayuda a avanzar en técnicas de biología sintética, pero también nos permite comprender el modo en que los circuitos genéticos operan en la naturaleza». Se cree que en cinco años, con este sistema se podrá fabricar un sensor capaz de detectar la presencia de varias sustancias tóxicas u organismos causantes de enfermedades en el ser humano.

Hasta el momento esta tecnología aún es un concepto pero no una utopía, es una opción a considerar para el diseño de espacios públicos en la ciudad, carteles publicitarios, señaletica, carreteras, y hasta fachadas de edificios para así redirigir nuestro modelo actual de diseño hacia lo sostenible y lo ecológico.

En SEED Studio consideramos que este conjunto de esfuerzos merece la atención de todo aquel que se preocupa por dejar un mundo con mejores condiciones de vida a las nuevas generaciones, aplicando conocimientos teóricos a prácticos en el uso de software avanzando de programación visual como Grasshopper y programación en Python, o incluso de calculo lumínico como Dialux, SEED refrenda su compromiso con este campo cada vez mas desarrollado.

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